En Relajación Trabajo de parto

La relajación como herramienta para encarar el trabajo de parto


En toda clase de yoga la relajación se practica generalmente al final, en la postura de Savasana (esta asana también se llama el cadáver) y su propósito es integrar la sesión de yoga en una última posición de relajación consciente. Cada parte del cuerpo se va relajando pausadamente hasta alcanzar un estado de distensión y descanso profundo, la actividad mental se reduce al mínimo y se profundiza la respiración.
Los beneficios de esta práctica son múltiples. Se dice que 10 minutos en Savasana bajan la presión arterial y equivalen a horas de sueño.
Una mujer embarazada no puede mantenerse en la postura savasana por el gran peso que ejerce el útero sobre las grandes venas, pero puede buscar otras posiciones que ofrezcan mucho apoyo y hacer la relajación igualmente.
Y esta práctica permite ir entrenando cuerpo y mente para que llegado el momento del trabajo de parto y frente al tirón fuerte de las contracciones de la última parte de la dilatación y luego durante el período expulsivo, entre pujo y pujo. la mujer pueda responder con entrega y apertura en vez de tensión.
El encuentro de una mujer con la tan temida contracción puede generar dos reacciones opuestas: la negativa desencadena tensión de defensa, debilita, confunde, descontrola y origina una vivencia de sufrimiento y desesperación frente al dolor, traba la dilatación y desequilibra los estímulos nerviosos y hormonales. La otra opción es responder con relajación, que es la actitud de serenidad y tranquilidad interna, de conexión perceptiva con el propio cuerpo, equilibrio funcional que permite que el cuello del útero se abra sin ofrecer una resistencia inútil.
La persona relajada nunca se encuentra a merced de una fuerza que descontrola. La relajación tiene una acción disolvente con respecto al dolor, lo hace tolerable. La mujer que sigue el curso de sus contracciones bien relajada, se mantiene por encima de estas, sin que el dolor sea capaz de invadirla.
Además en estado de relajación se economiza fuerza, que queda disponible para el período expulsivo y oxígeno para las contracciones y el bebé. Y todo esto abrevia la apertura del cuello uterino.
En las clases, cuando llega una nueva alumna, generalmente durante el primer trimestre de su embarazo, lo primero que destaco es la necesidad de entrenar la relajación, algo que parece muy sencillo en un estado ideal, pero que no es tan fácil de lograr frente a un estímulo fuerte como una contracción. Por eso le dedicamos una parte de la práctica de yoga y personalmente sugiero que la repitan todo lo posible durante la semana, en distintas circunstancias y lugares, para llegar a tenerla tan entrenada que logren entrar y salir de este estado con facilidad y en segundos, así cuando llegue el momento del trabajo de parto sea una respuesta natural frente al tirón de la contracción y frente a cualquier maniobra que el médico o la partera realicen.
Nei Dromi

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